«es extremadamente probable que la influencia humana ha sido la causa dominante del calentamiento observado desde la mitad del siglo XX», esta conclusión fue propuesta en el año 2013, en el Quinto Informe de Evaluación elaborado por el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). Y de aquí comenzamos un recorrido a vuelo pluma para entender como llegamos a la Agenda 2030.
Porque mucho oímos acerca del Desarrollo Sostenible, pero en ocasiones en la vocería de extremistas, y casi siempre en personas desvinculadas al quehacer empresarial. Y esto crea sesgos importantes a nivel de comunicación. Vamos a ser sencillos, ligeros, amenos, pero con visión empresarial.
El mundo, los seres vivos, la humanidad ha evolucionado a un paso que creemos vertiginoso pero que en realidad ha tomado millones de años, y en el proceso hubo un parte aguas que llamamos la “Revolución industrial”, de la mano del vapor, los combustibles fósiles, las maquinas, la modernidad, señores nos hemos topado con el progreso. Pero aprendimos que el progreso deja huellas, que inicialmente identificamos las que marcaban a la naturaleza, la tierra y posteriormente vimos que también había cambios sociales importantes.
En 1957, en un periódico que vivió y murió en el Estado de Indiana, de los Estados Unidos, aparece por primera vez en medios de comunicación los términos “calentamiento global” y “efecto invernadero” en un mismo reporte, esto fue como la partida de nacimiento mediático del trendy de hoy, pero pasó, así como desapercibida, un tiempo.
Llegamos a 1972 y la ONU organiza la primera conferencia mundial sobre el medio ambiente, realizada en Estocolmo. Esta se tiene como el primer evento de rango mundial que abordó el tema de la huella o del impacto que el ser humano estaba dejando en el planeta con sus acciones. Se pone sobre la mesa el conflicto que aun hoy nos ocupa, ¿hay relación entre el crecimiento económico y la contaminación? Fue tanta la importancia que se dio al evento, que se crea PNUMA, es decir, el Programa de las naciones unidas para el medio ambiente.
Pero seguimos con los temas un poco dispersos.
Entonces, había que hacer el libro y los conceptos, y todo eso, porque ¿cómo se habla de lo que no tiene definición? Y nos vamos a 1987 cuando se publica el Informe OUR COMMON FUTURE (nuestro futuro común), que posteriormente tomó el nombre de quien ejercía liderazgo en ese equipo y pasa a ser reconocido como INFORME BRUNDTLAND, que así lo conocemos hoy, y pues para no enredarnos.
En este informe se habla por primera del desarrollo sustentable, y se redacta la definición que nos ha acompañado por décadas, que dice así “desarrollo sustentable es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”. Tres décadas largas después hemos incorporado elementos, hemos cambiado el nombre, hemos creado planes, pero seguimos manejando el mismo concepto. Y no es mas que decir, si vale vamos a ser prósperos, vamos a crecer y generar riqueza, pero no nos comamos el futuro, no agotemos los recursos, no acabemos la esperanza, pensemos para varias generaciones. Algo así.
Ya con esta definición rodando vino la muy famosa Cumbre de la Tierra, realizada en 1992 en Rio de Janeiro, la CUMBRE DE RIO, también organizada por la ONU. Mucho puede escribirse de este evento, pero vamos a limitarnos a dos: a) se firma el Convenio marco de las naciones unidas sobre el cambio climático, que es el punto de partida que lleva a que en 1997 se firme el Protocolo de Kioto, que busca la necesidad de consolidar estrategias que logren reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; y b) se firma la Agenda o Programa 21, que es el precursor de la agenda 2030 ya que combina la preocupación por lo ambiental con temas como las dimensiones sociales y económicas, las poblaciones indígenas, la salud, la vivienda o la pobreza.
Aquí ya no hubo marcha atrás.
Y en un descuido nos vimos recibiendo el año 2000, el nuevo milenio, y cuando ya estábamos seguros que las predicciones apocalípticas del fin del mundo no eran mas que cuentos de camino, se hizo mas que evidente que, si el mundo no se iba a acabar, había que mejorarlo.
Es cuando los países del mundo acuerdan los Objetivos del Milenio, una agenda con 8 objetivos donde se hace evidente que el SER cuenta, que no se puede hablar de futuro y desarrollo cuidando el medio ambiente sin considerar al HOMBRE y sus relaciones. Entonces a la necesidad de “garantizar la sostenibilidad del medio ambiente”, se le suman como prioridad, entre otros, erradicar la pobreza, lograr enseñanza primaria universal, igualdad de géneros y mejorar los indicadores en salud.
En 2002 se vuelven a reunir los actores, esta vez en Sudáfrica, en la ciudad de Johannesburgo, en una cumbre ahora llamada del DESARROLLO SOSTENIBLE. Como gran avance de esta tercera edición de la Cumbre de la tierra, es que se agregan a la ecuación los Derechos humanos.
Como sucede siempre en todo ente organizado, se revisaron los indicadores, y la sorpresa fue que nos estábamos logrando las metas en el tiempo previsto, por lo que había que hacer una pausa, reorganizar las ideas, y continuar buscando las mejoras.
Y es allí cuando nace la Agendas 2030, pero de eso hablaremos en otro blog.